Época: América 1550-1700
Inicio: Año 1550
Fin: Año 1700

Antecedente:
La economía de las colonias
Siguientes:
Cultivos autóctonos y aclimatados
La tenencia de la tierra
Repartimiento, encomienda y concertaje
La hacienda y la plantación



Comentario

La notable agricultura precolombina (17% de las especies que hoy se cultivan en el mundo) se enriqueció pronto con la del viejo mundo, resultando la mejor de su tiempo. En América confluyeron por primera vez los beneficios de mezclar las agriculturas del maíz, del trigo y del arroz. El proceso fue lento. Primero se detectaron las plantas amerindias, luego se trajeron las europeas y se trató de aclimatarlas, y finalmente se experimentó con unas y otras para adaptarlas a las distintas regiones americanas, en muchas de las cuales eran desconocidas la papa, el cacao, el tomate, etc. Con el transcurso de los años se llegó a cierto grado de especialización. En las tierras calientes se cultivaron la caña de azúcar, el cacao, la yuca y el banano; en las templadas maíz y algodón; en las frías trigo y cebada.
El desarrollo agrícola contó con numerosos elementos favorables y algunos obstáculos. Entre los primeros, cabe descartar una tradición indígena de casi nueve mil años en la domesticación de plantas; suelos trabajados en la zona intertropical con variedad de climas (debido a los grandes plegamientos americanos); una intensa pluviosidad, que hacía innecesaria la irrigación; y la abundante mano de obra indígena, a la que se sumó luego la esclava. Los inconvenientes fueron: suelos tropicales de capa vegetal muy pobre, que se agotaban con el sistema usual de roza; unas vías de comunicación difíciles (sólo se desarrolló la agricultura comercializable en islas y zonas costeras), falta de capitales, escasa técnica (predominaba la agricultura extensiva sobre la intensiva); mala distribución de la tierra (gran parte de ella en manos muertas) y, finalmente, las catástrofes naturales (terremotos, inundaciones), frente a las cuales no existían mecanismos de recuperación. Hasta la mano de obra se volvió un problema, pues decreció en proporción inversa al aumento de la demanda de alimentos, al producirse la catástrofe demográfica indígena.

La agricultura colonial ocupó casi el mismo espacio que en la América precolombina, como ya dijimos, y dio unos rendimientos que difícilmente sobrepasaban el 5% de la inversión. Únicamente se obtuvieron rendimientos mayores con la hacienda y la plantación.